En los últimos dos años, organizaciones de base, incluidas campesinas, indígenas, afrodescendientes, jóvenes y mujeres de diversas regiones de Colombia, han trazado una ruta de articulación e incidencia para promover la agroecología como una política pública nacional. A través de un diálogo en los territorios, construyeron una propuesta colectiva para un Plan Nacional de Agroecología, fortaleciendo el movimiento agroecológico en el proceso.
Durante las últimas dos décadas, nuestra organización, Tierra Libre, ha trabajado con comunidades rurales y urbanas en Cundinamarca, Caldas, Antioquia y Tolima. Nuestro enfoque se ha centrado en diversas líneas de acción política, como la defensa del agua y el territorio, la soberanía alimentaria y la agroecología, el fortalecimiento de nuestras economías territoriales y la construcción de redes. Uno de nuestros compromisos recientes ha sido la creación de un movimiento nacional de agroecología.
Agricultura en Colombia
En las últimas décadas, Colombia y toda América Latina han promovido un modelo de agricultura industrial basado en la Revolución Verde. Este modelo, caracterizado por el uso de organismos genéticamente modificados, agroquímicos y mecanización, favorece al agronegocio y es impulsado por multinacionales como Bayer, Monsanto y Syngenta. Esto ha afectado la autonomía de las personas en sus métodos de producción, sus tradiciones culturales relacionadas con la tierra y las prácticas de conservación de semillas e intercambio comunitario (trueque).
El país ha sido escenario de diversas formas de resistencia y lucha, entre las cuales se destaca la promoción de la soberanía alimentaria
La situación en Colombia se agrava aún más por más de 50 años de conflicto armado interno, cuyas raíces se encuentran en disputas territoriales, la ausencia del Estado en las zonas rurales, la inseguridad en los territorios y el narcotráfico. La alta concentración de la propiedad de la tierra y su uso para la ganadería extensiva también limita la producción de alimentos, especialmente en suelos agrícolas subutilizados y degradados.
A pesar de estos desafíos, Colombia ha conocido diversas formas de resistencia y lucha, como la promoción de la soberanía alimentaria, la defensa del agua y la tierra, el cuidado y la conservación de semillas, y la promoción de mercados locales, así como prácticas de intercambio, trueque y comercio justo y solidario. Estas acciones buscan fortalecer los sistemas de gobernanza impulsados por las comunidades, los planes de vida comunitarios y los mandatos populares.
Construcción de la Política Pública Nacional de Agroecología
En 2022, Colombia vivió un hito histórico con la elección de un gobierno de centroizquierda, liderado por Gustavo Petro y Francia Márquez como presidente y vicepresidenta, respectivamente. Su agenda se basa en cuatro pilares principales:
- Paz Total: Buscando convertir el proceso de paz en una política de Estado a través del diálogo y la negociación con todos los grupos armados, junto con el reconocimiento de las comunidades victimizadas.
- Justicia Económica: Propuestas de reforma tributaria En 2022, Colombia vivió un hito histórico con la elección de un gobierno de centroizquierda, liderado por Gustavo Petro y Francia Márquez como presidente y vicepresidenta, respectivamente. Su agenda se basa en cuatro pilares principales:y otras medidas para garantizar que los sectores más ricos asuman sus responsabilidades fiscales y aumenten los ingresos públicos.
- Justicia Social: Con el objetivo de ampliar la redistribución en favor de los sectores más desfavorecidos, priorizando iniciativas como «Cero Hambre».
- Justicia Ambiental: Enfocada en la transición de una economía extractivista y carbonizada a una sostenible, promoviendo la producción de alimentos, la transición energética y la conservación de la naturaleza.
El Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, junto con la dirección de innovación, inició un diálogo para desarrollar una política pública que apoye esta agenda. Este intercambio incluyó aspectos políticos y técnicos de la agroecología y la soberanía alimentaria, y contó con la participación de diversas ONGs, comunidades campesinas e indígenas, instituciones educativas, empresas y coaliciones más amplias, como la Red Nacional de Agricultura Familiar (RENAF) y el Movimiento Agroecológico Latinoamericano (MAELA). El objetivo de nuestros movimientos fue lograr una política de agroecología en el marco del Plan Nacional de Desarrollo 2023-2026 «Colombia Potencia Mundial de la Vida», que estaba en negociación.

Hacia una política pública nacional para la agroecología
Este fue el camino hacia nuestro primer Encuentro Nacional de Agroecología (ENA) en 2022, donde convocamos a varios actores involucrados en la agroecología para establecer una agenda común que permitiera transformaciones significativas en las zonas rurales de Colombia. Desde entonces, nuestro enfoque se ha centrado en integrar el conocimiento, las prácticas y los saberes relacionados con la agroecología y otras formas de agricultura para la vida, entendiendo estas como diversas maneras de integrar el pensamiento ecológico en las prácticas campesinas.
A lo largo de 2023, organizamos encuentros regionales de agroecología con el objetivo de facilitar espacios de intercambio y diálogo para las organizaciones de base en los territorios. Estos encuentros identificaron conflictos socioambientales y establecieron agendas comunes a nivel local para influir en la política nacional de agroecología. Los resultados de este proceso nos permitieron desarrollar colectivamente lineamientos para una política pública participativa, inclusiva, consensuada y autónoma sobre agroecología.
Resultados de los encuentros regionales
En el primer encuentro, en la región de Antioquia – Eje Cafetero, 48 organizaciones campesinas, indígenas y populares intercambiaron sus experiencias sobre la promoción de la agroecología en los últimos años. La declaración resultante señala:
«Nuestros territorios han sido golpeados por múltiples injusticias sociales y ambientales, incluyendo proyectos hidroeléctricos, minería, monocultivos forestales y agrícolas bajo el modelo de la Revolución Verde, ganadería extensiva, expansión urbana y cambios en el uso del suelo agrícola, entre otros. Estos generan una ruptura en las dinámicas socioculturales de las comunidades, profundizan la desigualdad en el acceso a la tierra, afectan la soberanía alimentaria y devastan los bienes comunes, destruyendo y contaminando el patrimonio ambiental. … La agroecología es una posibilidad real para enfriar el planeta y contrarrestar el hambre que experimenta una gran parte de la población de nuestro país, estimulando los sistemas agroalimentarios locales y los circuitos económicos solidarios.»
Declaración ERA Antioquia, 2023
El segundo encuentro regional se llevó a cabo en el Territorio Campesino Agroalimentario San Gabriel, en el suroeste del país, y contó con la participación de 50 representantes de 28 organizaciones campesinas y urbanas relacionadas con la agroecología, la agricultura urbana y la agricultura para la vida. Este encuentro destacó la necesidad de que las instituciones gubernamentales reconozcan e incluyan a los y las campesinas para fortalecer los procesos agroecológicos.
Un logro importante fue el establecimiento de un diálogo entre el Ministerio de Agricultura y las organizaciones que históricamente han defendido la agroecología.
El tercer encuentro regional tuvo lugar en el Instituto Latinoamericano de Agroecología María Cano en Viotá, Cundinamarca, y contó con la asistencia de delegados de 48 organizaciones. Se formularon varias propuestas, entre ellas la promoción de un diálogo social a nivel local, regional y nacional sobre temas como el derecho a la alimentación y la soberanía alimentaria, la reforma agraria integral, campañas sobre los efectos de los agroquímicos, la diversificación de la producción agroecológica para la conservación ambiental, la promoción de la formación agroecológica, el fortalecimiento de los/as formadores/as campesinos/as y los procesos de comunicación autónoma. También se organizó un segundo encuentro para 2024 con el objetivo de fortalecer las iniciativas regionales.
En el ámbito político, uno de los principales logros fue la creación de una mesa de diálogo entre el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural y las organizaciones que han defendido históricamente la agroecología y la soberanía alimentaria. Otro logro notable fue la alineación de diferentes propuestas sectoriales dentro del marco de la agroecología, así como la creación de una agenda regional que pueda influir en las políticas nacionales.
Actualmente, se está desarrollando el Plan Nacional de Agroecología. Este plan tiene como objetivo promover iniciativas y estrategias para apoyar las transiciones agroecológicas a nivel regional y territorial, garantizar el derecho humano a la alimentación, impulsar la economía local y contribuir a la resiliencia climática y el desarrollo territorial.

El arte de caminar juntos y juntas
El país necesita cambiar urgentemente su relación con el medio ambiente, y la agroecología brinda una valiosa experiencia práctica que puede ser la base para una transición nacional hacia prácticas más sostenibles. Además, es fundamental desarrollar planes estratégicos basados en principios políticos que impulsen una transformación socioeconómica estructural.
Colombia debe movilizar sus diversas expresiones agroecológicas, profundamente conectadas con la tierra y la identidad local.
En Tierra Libre, creemos en construir desde la base, mediante propuestas arraigadas en la historia de las comunidades. Al mismo tiempo, reconocemos la importancia de una coordinación amplia que integre la diversidad de procesos y enfoques agroecológicos, lo que permitirá la implementación de acciones coherentes a nivel nacional.
Algunos desafíos significativos que hemos identificado incluyen la coordinación de agendas conjuntas entre los sectores juveniles, indígenas, campesinos y afrodescendientes; la creación de estrategias de incidencia política que se mantengan, independientemente de la orientación política del gobierno en turno; y el desarrollo de acciones colaborativas con el sector académico, que tiene métodos y necesidades distintos.
A nivel nacional, los desafíos incluyen la necesidad de una mayor organización comunitaria y el fortalecimiento de los territorios para que la incidencia y las acciones sean más impactantes. Debemos priorizar la articulación y la unidad de los movimientos sociales como una tarea política clave para avanzar en las transformaciones y los cambios que el país necesita.
Autora: Ivonne Florez Pastor ha sido miembro de la organización social y política Tierra Libre en Colombia durante más de 15 años.
Contacto: corporaciontierralibre2006@gmail.com
Este artículo forma parte del número 1-2024: Políticas para la agroecología